“La mano de Dios evitó una cirugía.” He trabajado como periodista la mayor parte de mi vida y hacer preguntas y evaluar hechos ha sido parte de ese trabajo, por eso cuando me decían de milagros y eventos sobrenaturales me eran difíciles de aceptar, mucho más aquellos eventos que implicaran sanidades, pero un día me encontraba en plena oración en la iglesia, cuando de repente escuché en mi mente una voz que me dijo “dile a Ana María que no se opere”, Ana es una muy buena amiga que días antes nos había comunicado de su necesidad de someterse a una cirugía para aliviar dolencias en su intestino, según el diagnóstico médico tenían que recortarle parte de su intestino y someterse a un tratamiento complicado de recuperación. Aquel día cuando escuché esa voz, sentí mucha confusión puesto que si aquello era mí imaginación ¿cómo podría llegar a decirle que cambiara de parecer y se negara a la operación recomendada? Su vida estaba en juego, seguí orando creyendo que era solo mi mente jugando conmigo, pero luego volví a escuchar la misma sentencia “dile a Ana que no se opere, ve ahora” le comuniqué lo sucedido a mi esposa y ella me dijo que obedeciera, que lo mejor era ir a platicar con ella y estando ahí verificar si era algo de mi mente o de Dios, tomé mi auto me dirigía su casa y en cuanto nos saludamos le dije con todo de disculpa “Ana, no sé cómo lo vas a tomar, pero dice El Señor que no te operes mañana al escuchar eso mi amiga comenzó a llorar y a dar gracias a Dios porque ella estaba orando pidiendo a Dios una señal, porque en lo muy profundo de su corazón no quería aquella operación, en ese mismo momento supe que lo que escuché eta la voz de Dios y me dispuse a orar y a imponer manos sobre ella, declarándole sanidad total y la inutilidad de aquella operación, salí de ahí con fuego en el corazón y dando gracias a Dios por lo sucedido. Días más tarde, Ana me comentó que fue al médico como estaba previsto y que ante la negativa de ella para operarse, el doctor hizo un nuevo análisis dela información del caso y encontraron un detalle, que ella estaba tomando equivocada la dosis de uno de los medicamentos previamente prescritos y espera lo que le provocaba los dolores más agudos y mucho malestar, al llegar a esa conclusión no hubo operación y Dios cumplió su propósito, ya que Ana fue sanada y su intestino no necesitó siquiera más medicamentos, pero lo mejor fue que su fe y la mía aumentaron. Dios es el médico de médicos y nos ha dado potestad sobre la enfermedad, porque su Espíritu Santo tiene poder, solo basta creer y pedir con fe, obedecerle y todo será dado. Desde aquel día procuro orar más por las personas a mi alrededor, porque si lo hago sé que Dios tiene el poder para sanar y actuar en aquellos necesitados, lo más importante es siempre la salvación de nuestra alma, pero mientras estemos con vida, tendremos en él suficiente apoyo para vencer la enfermedad. Ánimo oremos los unos por los otros y que Dios sane nuestros cuerpos, iÉL hará el milagro!